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CIRUGÍA ESTÉTICA

martes, 4 de febrero de 2014

Las diez máximas de la cirugía estética

Hoy en día la mayoría de las mujeres conoce acerca de medicina estética, por ser una de las especialidades que más se difunde y que mayor interés genera en las pacientes. Esto da lugar a un nuevo tipo de paciente, que está más informada y comprometida con su tratamiento, y que en lugar de paciente es "haciente", porque adquiere un rol activo junto con el profesional tratante.
Las respuestas están en las máximas estéticas, a las que tienen que ajustarse tanto los especialistas como sus pacientes. Porque el compromiso con la estética tiene que estar de ambos lados, puesto que uno regula y ajusta la labor del otro.

1. El logro estético de un tratamiento se basa en que sea pensado específicamente para cada paciente.
Los tratamientos no se replican de una persona a la otra de manera mecánica. Es decir, que porque a una mujer determinada corrección le haya quedado muy bien, no significa que a otra haya que realizarle exactamente el mismo retoque, con el mismo producto o utilizando el mismo tratamiento. Por este motivo, el profesional de la estética debe evaluar detalladamente a cada una de sus pacientes, observando su edad, su piel y su nivel de deterioro, sus rasgos, sus hábitos de vida y los resultados anhelados. De esta manera, el procedimiento será personalizado y adaptado a las necesidades de cada mujer.

2. El profesional debe indicarle a la paciente los alcances de cada tratamiento según el grado de su patología, sin generarle falsas expectativas.

Un buen profesional, luego de evaluar a su paciente, hace un diagnóstico preciso de su situación a nivel estético y de los pasos a seguir para efectuar un tratamiento. Y, al mismo tiempo, la informa sobre los resultados o límites de cada procedimiento para evitar expectativas ficticias. Así que es clave que el médico sea honesto con respecto a lo que se puede modificar y en qué medida se puede realizar, para que la paciente luego evalúe si está dispuesta a realizar el cambio. Este paso es fundamental, puesto que luego de la aplicación de una técnica o producto determinado, su desengaño puede ser muy grande si sus anhelos no se cumplieron. Por eso, antes de generar esta insatisfacción, es obligatorio que entre médico y paciente haya una charla clara y basada en la realidad. Las promesas de cambios estéticos mágicos no suelen cumplirse.

3. El profesional debe poder ofrecer los tratamientos de estética más avanzados y con mayor eficacia, y capacitarse constantemente para poder realizarlos.

Es ideal que las pacientes se contacten con un profesional que esté muy bien informado acerca de las últimas tendencias, de los nuevos productos y de las técnicas más innovadoras con respecto a la estética. También es necesario que el médico se encuentre en constante formación, acudiendo a charlas, cursos, capacitaciones, conferencias y demás eventos relacionados con su profesión, para que pueda brindar los tratamientos y productos más eficaces, con menos sesiones, indoloros y con resultados duraderos. Sus estudios en la materia se verán reflejados en los resultados obtenidos por las pacientes.

4. Un buen profesional de la medicina estética no usa productos de manera irresponsable ni desmedida.
Hoy en día, las pacientes demandan retoques con más frecuencia y consultan por nuevos rellenos porque tienen la información al alcance de la mano. Pero, a veces, un buen profesional se distingue por decir "no" cuando su paciente es muy joven para someterse a un procedimiento, cuando pide rellenos de manera "adictiva", cuando no respeta los tiempos entre las sesiones de mantenimiento, o cuando quiere más y más tratamientos porque nunca está del todo conforme con la imagen que le devuelve el espejo. En estos casos, el médico es quien debe ponerle un freno a los requerimientos desmesurados de su paciente, por el beneficio de su imagen y para que no sea una mujer "sobretratada" y con facciones desnaturalizadas.

5. Una paciente no le indica al profesional qué tratamiento o productos quiere aplicarse. Sin embargo, interviene activamente en las decisiones que el profesional le aconseje.
¿Hasta dónde debe intervenir la paciente en su tratamiento estético? ¿Debe ser la directora de todo el proceso o someterse a un procedimiento sin consultar absolutamente nada?
Una paciente estética en los tiempos que corren ya no tiene un rol pasivo ante el especialista sino que, por el contrario, su función es activa, asumiendo su grado de responsabilidad, su decisión, informándose sobre la técnica y sus riesgos, y haciendo todas las consultas necesarias antes de cualquier procedimiento. Si bien es esencial que la paciente intervenga de manera participativa, y no sólo acate lo que el médico le indica sin evaluarlo, su rol es previo a que el profesional intervenga. Es decir que, habiendo llegado a un acuerdo entre las partes sobre productos y procedimientos, cuando el médico comienza su tarea, la paciente debe confiar en que eligió las mejores manos para ser tratada.

6. La paciente debe indagar acerca de riesgos y complicaciones de los tratamientos, y el profesional debe responder al respecto, sin omitir información.
Siempre es crucial que el profesional le explique a la paciente cuáles son los riesgos del procedimiento, cuáles son sus posibles complicaciones, de qué manera tiene que atravesar los días previos y los posteriores al tratamiento, y cuáles son las molestias frecuentes. Todo esto le dará tranquilidad y confianza a la paciente, para tomar una decisión y no encontrarse con dolores o dificultades inesperadas. De esta manera, el médico no sólo informa, sino que también prevé y contiene a la paciente, quien le deposita su confianza.

7. El profesional ético no debe fomentar tratamientos innecesarios, ni por su cuenta ni por demanda de la paciente.

Hay pacientes que viven haciendo visitas a uno o más profesionales de la medicina estética porque son adictas a los tratamientos. Son las primeras que acuden al consultorio ante un nuevo producto, procedimiento no invasivo, o nueva técnica de rejuvenecimiento. Estas mujeres no aceptan que un médico se niegue a tratarlas, aun cuando su buen criterio profesional le advierte que la obsesión por la perfección estética les resulta desmesurada e incontrolable. En estos casos, un profesional ético y responsable deberá evitar que la paciente continúe en este círculo vicioso y, por supuesto, no debería fomentarle tratamientos innecesarios que la perjudiquen tanto estética como psicológicamente.

8. Un excelente profesional es el que marca la diferencia con el resto, primero a través de un buen a asesoramiento y cuidado de su paciente, y luego por medio de la eficacia y calidad de sus procedimientos.
Todos los profesionales de la estética no son iguales y, por lo tanto, no es lo mismo tratarse con uno o con otro. ¿Qué es lo que marca la excelencia de un médico?Podríamos decir que esta respuesta se basa en varios factores pero, básicamente, un buen profesional de la estética es el que se ocupa del seguimiento de la pacienteantes, durante y después del procedimiento. Así que es el que efectúa todas las evaluaciones previas, análisis y preguntas para elaborar una completa ficha médica; es el que contiene a la paciente ante posibles inquietudes evacuando todas sus dudas; es el que le indica cómo tiene que ajustar su vida los días previos al procedimiento para que todo salga perfectamente; es el que pone todo su saber y experiencia en el tratamiento; y, finalmente, es el que luego de un procedimiento -aunque sea mínimamente invasivo- se ocupa de seguir la evolución de su paciente para que no presente ningún tipo de complicación. Todo esto es lo que distingue a un excelente profesional, y lo que nos hace saber que estamos depositando nuestro cuerpo y criterio estético en buenas manos.

9. Los mejores profesionales de la estética tienen un equipo de colaboradores idóneos, con especialistas en distintas áreas que complementan el trabajo general con la paciente.
Un buen médico se rodea de un equipo de colaboradores idóneos, en el que cada uno aporta su saber en determinada especialidad. De este modo, el especialista en medicina estética también trabajará con una dermatóloga, una nutricionista, una experta en aparatología, una cosmetóloga, un flebólogo, etc. El cuerpo humano es un todo que necesita ser tratado como tal, y nada mejor que un conjunto de especialistas para evaluar en conjunto las mejores propuestas para una paciente estética.

10. La paciente tiene que asesorarse con respecto a los precios de mercado de los procedimientos. Un buen profesional valora su trabajo y no lo regala.
En el círculo de la estética, un buen profesional es reconocido por los resultados de sus trabajos, y los hace valer a través de los precios de sus tratamientos. Si alguien ofrece un tratamiento por un valor mucho más bajo de lo que habitualmente se cobra, este es un indicio para desconfiar de los resultados de este trabajo. Por eso es fundamental estar al tanto sobre los precios de los procedimientos, porque no son un dato menor a la hora de elegir a un profesional de la estética serio, comprometido, y que utilice productos de calidad.

Fuente: SM

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