En concreto prohibieron todos aquellos procedimientos médicos que destruyen la grasa pero que no la extraen fuera del organismo. Por ejemplo, la cavitación, la mesoterapia o la carboxiterapia.
La razón principal que llevó a prohibir estas practicas es que podían suponer un riesgo para la salud.
La “Alta Autoridad Sanitaria Francesa (HAS)” diferenció entre técnicas en las que se emplean inyecciones de diferentes sustancias (mesoterapia), que "podían presentar un peligro grave para la salud humana"; y las externas, como la cavitación, sobre las que aseguraba que había una "sospecha" de peligrosidad.
En cambio, los procedimientos quirúrgicos de remodelación corporal no fueron prohibidos porque, además de destruir la grasa antiestética, la extraen fuera del organismo.
En España el Gobierno, después de pedir información al país vecino, no se planteó hacer nada similar porque siempre ha considerado que estas técnicas son seguras.
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